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El nuevo reto de la izquierda

Publicado: 2015-05-04


Estamos a menos de un año de las elecciones presidenciales en el Perú y nuevamente el gallinero político está revuelto, y conforme pasen los días, semanas y meses se alborotará aún más. Las alianzas, las reorganizaciones (o promesas de), los cambios de equipo, los transfuguismos, las traiciones, las negaciones, etc., se empiezan a dar y así seguirá en lo que sigue. Los candidatos de la derecha están mayormente definidos García, Toledo, PPK y Fujimori (aunque todos se autodenominan de centro), el Partido Nacionalista y el PPC lo deben hacer en el trimestre siguiente, el tema más complejo es el de la izquierda que no sabe aún hacia donde apuntar, y es de lo que trataremos.

Muchos artículos se vienen escribiendo desde todos lados acerca de la izquierda en la coyuntura actual, dos resumen más o menos bien las distintas posiciones, la “Carta a la Izquierda” de Héctor Béjar y el artículo de Sinesio López “Un modelo para armar”. El problema que tengo con ambas posiciones no radica tanto en el diagnóstico de lo que es hoy la izquierda, ni de cómo llegó a esa situación, sino en la visión que tienen de lo que se debe hacer. Partiendo de la coincidencia central de que la izquierda existirá mientras las injusticias y desigualdades existan, el asunto es qué izquierda y hacia donde debe transitar para cumplir con su rol de contribuir a que vivamos en un país más justo y solidario, aprendiendo de nuestros errores pasados y presentes.

Flóres Galindo en su Testamento, Béjar en su carta y otros analistas han señalado que el mejor momento de la izquierda fue cuando estuvo de la mano en las luchas populares (60s y 70s), y su caída vino cuando sus principales cuadros se fueron en estampida a copar posiciones en el Estado (Congreso, municipios), cuando se aburguesaron, diría que cuando la izquierda decidió que su mayor contribución a las necesidades del pueblo se podría dar desde el espacio político público.

Salvo muy pocas excepciones, los alcaldes, regidores, presidentes regionales, consejeros, parlamentarios y ministros de izquierda no han sido mejores que los de la derecha; mientras que por otro lado el espacio de trabajo en barrios, universidades, sindicatos, comunidades y demás organizaciones sociales, se redujo a su mínima expresión, más aún después del autogolpe de Fujimori en 1992, pero ello ya venía desde antes. La presencia activa de la izquierda en esos espacios es residual, y cuando la hay es por esfuerzos individuales y no orgánicos.

Coincido con Sinesio López en que “existe un espacio nacional-popular que la izquierda está en condiciones de representar si evita la fragmentación”, lo que no coincido es que este espacio lo podemos ganar tan solo por la existencia de una alianza de los distintos frentes de izquierda existentes, y que lo único que falta es tener un candidato que los aglutine (asumiendo que hay voluntad de unidad y un mínimo de racionalidad política). El optimismo de Sinesio es más bien un buen deseo, ya que sus premisas como que todas las izquierdas comparten actualmente (con diferentes énfasis) un mismo programa, o que si se suman a todos los cuadros políticos de izquierda se formaría un gran partido o que la izquierda mantiene cierta influencia en los movimientos sociales contestatarios, no se evidencian de manera clara con la realidad. Lo cual ni siquiera sería correcto en estricto si por izquierdas se refiriera a sus dirigentes.

La unidad de la izquierda, rota desde los ochentas (aunque su historial de divisionismo es casi parte de su existencia) y pegada a la fuerza -a veces hasta con Programa- para cada elección y con buenos candidatos que los aglutinaban como Barrantes, Pease e incluso Diez Canseco tuvo solo derrotas en cuanta elección presidencial se presentaron y cada una peor que la otra.

El tema entonces no es solo unirse con un programa común y un candidato que los aglutine, esa es una condición necesaria pero no suficiente, el tema pasa por que la izquierda vuelva a conectar con el pueblo, pasa porque el pueblo considere que la izquierda es su referente y que se identifiquen con las propuestas (no solo protestas) que vienen de éste lado del espectro político, lo que no es el caso. La reivindicación más importante de los últimos años, la de los universitarios contra la Ley Pulpín no tuvo a la izquierda como protagonista, la izquierda se sumó a la ola y cumplió ahí un papel de apoyo, y lo propio es válido para cualquier otra protesta en las dos últimas décadas.

¿Hay algo extraordinario en esta coyuntura que haga que una alianza electoral de todos los frentes de izquierda (si se diera), con un programa común y un candidato aglutinador conecte con el pueblo y lo convenza que somos la alternativa frente a los candidatos de siempre?. ¿Algo hemos hecho desde la izquierda en el campo popular que nos devuelva el optimismo en la lucha electoral del año que viene?. En mi opinión no, o muy poco, y en ese sentido hay mucho que trabajar, volver a trabajo en las bases, crear partido, formar militancia, insertarse o reinsertarse en el seno del pueblo, solo así se volverá a conectar el pueblo con la izquierda, solo de ahí (y no de unos cuantos iluminados, los de siempre) se tendrá un programa que el pueblo reivindique y lo haga suyo, solo ahí tendremos opciones de gobierno no antes.

¿Entonces que hacemos de cara al 2016?. Béjar plantea renovación de cargos directivos, inscripción partidaria y elecciones primarias de candidatos. Sería interesante que se hiciera, sería un avance a lo que hoy existe, pero cuando las cosas se hacen teniendo como objetivo algo tan coyuntural como la elección que se avecina se vuelve algo tan efímero, y todo se caería finalizada la justa (o injusta) electoral. Si la reorganización de la izquierda tiene objetivos, metas y compromisos de largo plazo su viabilidad y sostenibilidad serán un pilar importante para ganar espacios de gobierno, pero antes se deben ganar espacios en las organizaciones populares. En este contexto aplaudo cualquier intento de alianza y unidad de la izquierda, pero con un norte de largo plazo, con una utopía renovada.


Escrito por

Carlos Figueroa Asencios

Máster en Investigación para el Desarrollo Universidad Complutense de Madrid. Economía PUCP. Gerencia del Desarrollo JPAL, INDES. Docente UP


Publicado en

La riqueza de las pasiones

Artículos de opinión sobre Economía, Política Social, Desarrollo y Medio Ambiente. Economista de la PUCP, amante de la música y la natación.